Querida amiga novia,
A lo largo de los años, he descubierto que hay novias que se toman su boda como si fuera una guerra compuesta de diferentes batallas.
La elección del look, la decoración o la lista de invitados serían esas “batallas” que surgen de manera natural a lo largo del proceso de organización de una boda y sobre las cuales hay que tomar una decisión respecto a qué papel adoptar.
Y según la postura que tomes, puedes ser un tipo de novia u otra:
Opción 1: NOVIA RENDIDA
La opción más fácil y que menos agotamiento físico y mental va a requerir por tu parte es no pelear ninguna de esas batallas, ondear la bandera blanca de la paz a las primeras de cambio y proclamar tu rendición sin que corra la sangre.
En otras palabras, decir que sí a esos padres que quieren verte con un vestido de princesa, cuando tu sueño es casarte en minifalda, a esos suegros que quieren invitar a sus primos terceros, cuando tu sueño es una boda íntima, o a ese catering que se empeña en distribuir a los invitados en mesas redondas, cuando tu sueño ha sido siempre una boda con mesas alargadas.
Con tal de complacer a todo el mundo o, mejor aún, de no escucharlos… ¡que hagan lo que quieran!
Si optas por la vía de la rendición, llegarás a tu gran día con un desgaste físico y mental mínimos. Como todo el mundo se habrá salido con la suya, estarán encantados, por lo que nadie te habrá puesto la cabeza tarumba con ningún tema y apenas habrás malgastado tiempo y energía en llamadas, emails y discusiones para que las cosas se hagan a tu manera.
Eso sí, habrás perdido la guerra y te vas a encontrar con una boda diseñada al gusto de otros y que, muy posiblemente, no te representa.
Opción 2: NOVIA GUERRERA
Otra opción que tienes es pelear todas esas batallas que puedan surgir con toda la energía que tengas con el objetivo de salir victoriosa en todas y cada una de ellas. En otras palabras, plantarte y no parar hasta que las cosas se hagan a tu manera porque es tu boda.
Si optas por esta vía, habrás ganado la guerra en cuanto a que se hará todo como tú quieras. Eso sí, el proceso te habrá desgastado por completo y llegarás a tu gran día agotada física y mentalmente. Estarás hasta el mismísimo moño de todos, te habrás peleado con tu pareja, con tus padres, con tus suegros y con la mitad de los proveedores, habrás perdido la paciencia en incontables emails, llamadas y conversaciones con el único fin de que todo, absolutamente todo se haga como tú quieras.
Y, como en algunos casos, eso habrá sido imposible, estarás completamente frustrada y no llegarás a disfrutar plenamente de tu gran día porque estarás pensando en todos aquellos detalles que no han quedado como tú esperabas.
Opción 3: NOVIA ESTRATEGA
Por último, te presento la vía de la estrategia. Como dijo el economista Michael Porter, “la esencia de la estrategia es elegir qué no hacer”; en otras palabras, se trata de que decidas qué batallas son para ti las importantes y a las que sí vas a dedicar tiempo y esfuerzo y qué otras batallas son insignificantes y que vas a dejar pasar para no agotarte en el proceso.
Si optas por la vía de relativizar y no darte mal por cuestiones que no tienen ninguna importancia, te adelanto que vas a disfrutar mucho del proceso de organización de una boda y que, además, el resultado va a ser de tu gusto, ya que habrás dejado bien atado aquello que es importante para ti. Vas a fluir, no te vas a estresar y tus invitados lo van a notar.
Al fin y al cabo, una boda nunca debería ser motivo de guerra.
Y tú, ¿qué tipo de novia has sido o tienes pensado ser?
Sara