¿Cómo se ponen los precios en las bodas en España?

Hablemos claro de qué sucede con los precios en el sector de las bodas en España.

Analizamos cómo se ponen los precios en las bodas en España y lo vamos a hacer desde una posición neutral porque hablamos todos los días con las novias y con las empresas. Podemos hablar con la seguridad de llevar más de una década en el sector nupcial que valida lo que contamos y conocer cómo se mueve desde dentro. 

Vamos a analizar la oferta y la demanda y el por qué de la situación actual del sector con los precios que se manejan. 

Esta es la realidad para que la valoréis, pero creemos que no os va a gustar.

LAS PAREJAS

Por un lado tenemos a las parejas (sobre todo vosotras, las amiguis novias), que estáis organizando un día inolvidable, con todo el cariño, mimo, ilusión, energía pero con un presupuesto limitado por vuestros propios medios, ya que no hay fondos infinitos para una boda. ¡Ojalá!

Como para las parejas éste es un día único y estáis jugándoos todo a una carta, necesitáis rodearos de unos 25 profesionales (cada boda suele tener una media de 25 categorías de proveedores implicados entre catering, vestido, estilismo, invitaciones, dj, flores, etc.) que os generen la confianza suficiente para saber que vuestro gran día va a salir perfecto. Pero siempre dentro de las posibilidades económicas de cada pareja, que no todo vale. 

Sin embargo, todo el mundo tiene derecho a casarse pero no todo el mundo se puede permitir celebrar una boda con lo que cuesta actualmente una boda en España. Esto último es un capricho, no estamos hablando de cubrir una necesidad básica, sino de vivir una experiencia muy del primer mundo que es montar una fiesta por todo lo alto. 

Así que tenemos a parejas que precisamente porque estáis viviendo una experiencia (en teoría) única en la vida, queréis que os mimen en cada mail, visita y reunión, que os atiendan al instante por WhastApp, que os asesoren en todo, que os pregunten por sus avances de la boda, que os aconsejen y os traten como reyes y reinas. Entendible, si vas a vivir un día taaaaaaaan guay como es celebrar tu boda, quieres el pack completo de experiencia top desde el minuto 1. Nosotras también lo pedimos cuando nos casamos. De hecho cuando un proveedor da todo esto como que te mola más y lo valoras positivamente, estás feliz de tenerlo a tu lado. 

Pero nosotras sabemos que esto va más allá de los meros productos que se ofrecen en otras situaciones y se trata de un servicio especializado en bodas y personalizado para cada pareja que es inherente a los productos que se contratan.

Y por eso cuesta más cualquiera de los servicios que se dan en bodas respecto a lo que se ofrece en un día normal y corriente. Por la cantidad de servicios que se prestan para un día único.

LAS EMPRESAS DE BODAS

Por otro lado tenemos a los profesionales del sector nupcial. Lo conforman pequeñas empresas formadas por autónomos, micropymes y quizás alguna pyme (excepto los gigantes Pronovias y Rosa Clará). 

Como las parejas esperáis todos esos servicios que hemos comentado anteriormente, los proveedores, por supuesto cada uno en mayor o menor medida, los incluyen como forma de añadir valor a su propuesta comercial, como argumento de venta y sobre todo como gancho para persuadir a las parejas de que son mejores que la competencia. Hasta aquí todo perfecto, porque la demanda (novios) queréis el servicio y lo valoráis y la oferta (empresas) os lo ofrece como parte de su trabajo y es un valor añadido. 

Ahora bien: en lo que no estáis tan de acuerdo es en el precio que las empresas están pidiendo por sus servicios. Porque lo que estáis dispuestas a pagar las parejas (o pensáis que es lo que vale porque nunca antes habíais pedido ese servicio), el desconocimiento que tenéis sobre la cantidad de horas que implican estos trabajos (y que los proveedores deberían contároslo y muchos no lo hacen), la experiencia y calidad de los mismos que aporta cada empresa y la marca que se haya labrado en el sector con su buen hacer, no se corresponde con la realidad de los profesionales.  

Y no os ponéis de acuerdo. 

Se viene drama. 

Pero vamos a profundizar un poco más. 

Las empresas ya hemos dicho que son autónomos (1-2 personas), micropymes (hasta 5 trabajadores) y pymes (aquí entrarían solo los grandes catering y otras empresas con estructura de trabajadores fijos de más de 6-7 trabajadores). Y son profesionales que en su mayoría su trabajo es presencial, con lo que no pueden estar en dos sitios a la vez. Esto pasa en foto y vídeo, en música, en wedding planners, en espacios de celebración, en oficiantes, DJs, maquillaje y peinado, etc. No pasa tanto en las empresas que son más digitales como pueden ser invitaciones, detallitos, ni en los estudios porque son más equipo o a los caterings que suelen poder dar varias bodas a la vez al ser más personas, por ejemplo. 

Todas estas empresas tienen 52 fines de semana al año para generar el negocio anual. Porque las parejas se quieren casar en sábado (aunque a raíz de la pandemia esto ha empezado a cambiar tímidamente). Aún más: porque no son 52 reales, ya que hay que contar que las bodas se concentran de abril a octubre incluidos, con lo que de 52 nos quedamos con 33 findes. Peeeeero, hay que quitar agosto, porque apenas hay bodas. 29 findes. Y Semana Santa y los demás puentes, que no suelen ser los más demandados, pongamos que son 4 menos al año. Estamos en 25 findes. Vamos a añadir que otros 4-5 findes fuera de temporada también hacen bodas y luego siempre surge alguna boda en domingo o viernes. Pongamos otras 5 cada temporada. Nos quedamos con 35. 

Así que en 35 bodas, en caso de que sean capaces de llenar su temporada, estas empresas tienen que generar el negocio de todo el año y generar sueldo para tantas personas como trabajadores sean; pagar sus impuestos; gastos fijos como oficina (si la tienen), gasolina, materiales, etc. Bien. 

Pero aquí empieza el baile de números. Esas 35 bodas no se producen ordenadas en el tiempo, un finde tras otro, sino que hay findes en plena temporada con dobletes y tripletes, otros con 1 sola boda y findes sin bodas. 

Pongamos por ejemplo un fotógrafo de bodas, que ha creado una marca bajo su nombre personal, con lo que los novios casi siempre (por no decir siempre) van a demandar que sea él el que vaya a las bodas. Que atienda a las parejas cuando van a verle al estudio, que les dedique reuniones de 2-3 horas a cada una, que las asesore y que atienda el móvil, que lleve las redes, tenga un compañero/a que asista en los dobletes, cuente con otros compañeros para las veces que se le solapa una tercera boda poder derivarla y equipo de segundos para que puedan ir con ellos a las bodas y un equipo técnico de primera calidad, edición de las fotos una a una… 

Pero que su trabajo como fotógrafo no pase de los 1.500€ por boda. 

Y estamos dando esta cifra porque no es la que nosotras consideramos que sea la que deba cobrar por su trabajo un fotógrafo (sin entrar en cuántos servicios se incluyen aquí), sino porque muchas novias nos habéis dicho que 1.500€ por el servicio de fotografía para su boda ya os parece caro. 

Y así con cualquiera de las otras 25 categorías profesionales, pero sigamos con nuestro amigo el fotógrafo.

Hagamos cuentas:

1.500€ x 35 bodas (porque el tío es un crack vendiendo y llena temporada año tras año) = 52.500€ 

Que dices, oye, es un buen sueldo. Quién lo pillara.

De ahí quita el IVA 21% (11.025€) = 41.475€

Menos autónomos (ese gran dolor), unos 400€/mes x 12 (= 4.800€) = 36.675€ 

Si tiene que hacer dobletes, tendrá que pagarle un sueldo a un compañero/a que tenga la misma valía que él, con lo que no será barato. Pongamos que hace 5 dobletes al año, que es bastante habitual y esta persona cobra 800€/boda (por poner, pero sería algo justo, por otro lado). Menos 800€ x 5 (= 4.000€) = 32.675€

Y si lleva segundos para sus bodas (que es lo más normal), serán unos 300-400€ por boda. Menos 300 x 35 (= 10.500€) = 26.175€

Si tiene una oficina para atender a las parejas, pongamos 500-600€ al mes. Menos 500 x 12 (= 6.000€) = 20.175€

La gente además no se casa al lado de donde vive el fotógrafo, y si las bodas son en su comunidad o a menos de X kilómetros, él no cobra gastos de desplazamiento, pero moverse se mueve y tiene que pagar la gasolina de su bolsillo. Si llena el depósito 1 vez al mes, pongamos 80€ x12 (=960) = 19.215€.

¡Ah! Y no estamos contando: wifi, móvil, equipo nuevo que tienen que renovar cada ciertos años, se amortiza, se pierde o se estropea; un buen ordenador para editar las fotos, varios discos duros porque no sea cosa que se vaya a perder alguna foto y la liemos, servidores, dominio, la web; gastos de restauración porque no vas a ser el tío rata que no invita ni a una Coca Cola… Seguro que nos dejamos algo, pero estos gastos pueden suponer fácilmente (y fijo que nos equivocamos a la baja) unos 4.000€ al año = 15.215€.

Y este fotógrafo hemos dicho que es muy crack vendiendo su trabajo porque tiene 35 bodas al año, pero no hace ninguna acción de Marketing. Nada. Solo el boca a oreja. Como por arte de magia le entran bodas. Y le funciona que te mueres. 

Ya hemos dicho que es muy crack. 

En caso de que hiciera Marketing hay un estándar bastante extendido que es que se debería invertir aproximadamente el 20% de la facturación anual. 

Entonces nuestro amigo tendría que destinar a acciones de Marketing el 20% de los 52.500€ que factura (= 10.500€). 

Pero como vemos que no es muy viable que invierta tanto (invertir en Marketing es algo que brilla por su ausencia en nuestro sector, ejem, ejem), vamos a poner que para conseguir esos números de bodas debería gastarse mínimo 400€/mes x 12 (=4800€) = 10.415€

Ahora vamos a prorratearlo en un sueldo de 12 pagas, sin extras, ni variable de objetivos, ni nada. 10.415€ / 12 = 867,9€ de sueldo al mes cobraría nuestro fotógrafo. 

Menos que el salario mínimo interprofesional. 

Cobrando los 1500€ por boda que a muchas parejas les parece muy caro. 

Sin apenas poder disfrutar de fines de semana libres desde primavera a otoño. Haciendo jornadas de 14 horas en las bodas, atendiendo a las parejas fuera del horario laboral porque quieren hacer reuniones a partir de las 6 de la tarde cuando han acabado de trabajar o los findes que no tiene evento, haciendo colaboraciones porque además no pueden dejar de seguir en el loop de que otros profesionales le recomienden, etc. 

Y sin poder hacer previsión de qué pasará el año que viene porque cada temporada se empieza de cero, con nuevas parejas, pues las antiguas no repiten. 

Con lo que no sabe si podrá tener su sueldo menos que mileurista al año siguiente. 

Si yo fuera nuestro amigo fotógrafo me plantearía si no me merece más la pena dejarlo que seguir adelante.

LA REALIDAD DEL SECTOR

Peeeero por otro lado (el último ya, lo prometemos), y para ser honestas con tooooodo el mundo, un profesional así en el sector de las bodas de España, es un unicornio. No existe.

¿Por qué, chicas? 

Pues porque cuando el fotógrafo echa cuentas y no le salen los números ni siquiera llenando la temporada, ocurre alguna de las siguientes situaciones:

  1. Si está empezando, no llega a las 35 bodas al año ni de coña, vamos, como mucho al 20% el primer año. Así que pone el precio de su servicio (muy) bajo usando una estrategia de lo más habitual: voy a por las parejas que no se pueden permitir a fulanito que es más caro y voy haciendo porfolio aunque no llegue a fin de mes, tirando precios. Es una apuesta de futuro: me la juego yo y las parejas que me contratan, no llego a fin de mes pero le quito un poquito de cuota de mercado a la competencia y me doy a conocer. Pero el día de mañana, cuando sea más conocido, tenga más experiencia y más rodaje, subiré precios porque mi trabajo lo vale. Hasta aquí todo correcto, no vamos a decir que nos enamora el alma esta estrategia pero entendemos que un proveedor que entra de nuevas y tiene que empezar por algún lado lo haga. 
  2. Si lleva ya un tiempo, pongamos que consigue la mitad de las 35 bodas, unas 17 al año, pero como ve que siguen sin salirle los números, sube el precio. Aún no está en mercado, sigue tirando precios, pero ya ha hecho algo de gasto en Marketing, aunque sea pagar un directorio y ve que la cosa marcha. 
  3. Si aún lleva más tiempo, está más cerca de las 35 bodas, tiene apoyo de compañeros, sigue sin tener un sueldo digno pero le van bien las cosas y decide volver a subir precios. Ya estamos más cerca de que sus servicios cuesten los 1500€ que hablábamos antes pero sigue sin ser un sueldo digno.
  4. En caso de que ya haya pasado el umbral del número de bodas al año con el que se siente cómodo, sean 35, más o menos, llega un punto que si ya ha pringado durante unos años (porque recordemos que no llega al salario mínimo interprofesional) pero le apasiona lo que hace y aunque es un buen fotógrafo su trabajo no está bien remunerado, sigue la siguiente estrategia: voy a hacer menos bodas al año porque estoy un poco quemado y necesito que las parejas entiendan tooodo lo que ofrezco con mis servicios de fotografía, ASÍ QUE VOY A VOLVER A SUBIR PRECIOS para que me salgan un poco las cuentas. 
Y así sucesivamente. Siempre llegamos al mismo punto: terminar subiendo los precios.

Si crea un estudio para crecer, su servicio será más caro aún y tendrá equipo más económico, pero ya no será él el que haga todas las bodas; si solo trabaja él como hasta ahora, en modo artista, buscará cómo llenar los huecos con otros sectores menos estacionales y eso dejará menos margen para las bodas, con lo que serán más caras y no todo el mundo se lo podrá permitir; si contrata a alguien para atender a las parejas porque la parte comercial no es lo que más le gusta o delega las redes sociales porque ya no le molan, subirá precios para cubrir esos gastos, etc. Y cada movimiento parecido hará que vuelva a subir los precios de sus servicios porque si no es insostenible que esta empresa funcione.

Eso sin hablar de servicios que se pongan de moda en cuyo caso este incremento de precios es aún más exponencial y no pasa en años sino en meses. 

Por eso las empresas con más experiencia, fama y reconocimiento son más caras. 

Por eso los que son más baratos es porque tienen menos experiencia, menos calidad o las dos cosas juntas. 

Por eso hay empresas que ofrecen menos servicio para el retorno que saben que van a tener. Y por eso son más económicas, porque su atención hacia las parejas es menor, ya que tienen que hacer más volumen de bodas y atender a más clientes a la vez. 

Por eso los novios están pagando sobre todo servicios que casi podríamos considerar de lujo. 

Por eso hay tanta diferencia entre lo que las parejas están dispuestas a pagar, lo que demandan y lo que cuestan las bodas en realidad. 

Como ves, es un poco como una pescadilla que se muerde la cola. Pero así es como se ponen los precios en el sector de las bodas y por lo que continuamente todo es más caro de lo que creías o te asombras tanto de las propuestas que te envían cada vez que preguntas a un proveedor.

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